Y los brazos comienzan a dibujar en el aire, es inevitable,
me lleva a ese lugar tan lejano de mis recuerdos, con cada tono del teclado mis
brazos son aves y los dedos son alas, mis piernas corren por el salón, el salón
de la nada, el salón inexistente. Vuelo, mientras mi lluvia habla con el
recuerdo, tan suave, tan despacio… las aves bajan, suben, vuelan, el cuerpo da
el grito al subir al paraíso.
Por qué me das este claro de luna, por qué quieres que
vuelva a girar sobre la punta de mis pies, por qué quieres que mis alas jueguen
a nadar y mi cuerpo crea en la nada, en ser nubes de un cálido atardecer.
Giros que dan lágrimas a piedras, giros que dan sonrisas,
giros que es energía. Por qué me das este claro de luna que tan escondido
estaba, ya no existe el presente ni las alegrías ni la melancolía, solo soy
energías jugando en la atmósfera, solo está el piano y mi cuerpo que sueñan ser
uno.
Brazos y piernas se alejan de mí, desean ser libres, lloro
de felicidad al ver esta pintura abstracta que está escondida en la melodía de
Debussy.