En ese preciso instante cierro los ojos (como lo he hecho desde que me llamaste la primera vez) y veo tus ojos, tus labios, la ropa que quizás llevas puesta, recuerdo nuestras caminatas calladas en el cual solo las manos hablan mientras el calor se refugia en ellas, imagino la paz de verte y solo sentir que estás presente. Seguimos sin hablar y yo más enamorada, creyendo que estoy a tu lado, creyendo que es una tarde más de caminatas, creyendo que estás tan cerca que puedo sentir tu respiración, creyendo que ...
-Luego hablamos.
-Buenas noches.
