martes, 10 de noviembre de 2009
Primera copa y tus mejillas toman el color de las brasas; me hablas de tus proyectos, de tus historias y de tus palabras de sabiduría. Las risas te acompañan mientras la botella va bajando su dosis.
Comienzas a verte pensativo, tu voz aumenta dejando de lado la felicidad momentánea.
Tus demonios, esos que cada noche te atormentan, comienzan a dar la cara revelándose entre palabras negras y caricias con espinas.
No me escuchas, mi voz pierde sentido y, lo poco para beber que en ese momento quedaba, toma tu mente; al mismo tiempo que toda la rabia que nunca fue botada, sale entre el mar de insultos y caminatas sin destino.

Deja ya de hablar
de tu infierno,
deja ya de imponer
tu purgatorio sobre mí.

No ves que decorado
infierno tengo yo
con árboles que dan frutos
con alas imaginadas
que dejan dormir
cegándome de la realidad.

No me regales tu infierno
lleno de infinitas llamas,
no me muestres los gritos
de las cansadas almas.

Aleja de mí tu incoherencia
tu locura, tus palabras grotescas
y dame tu lóbrego cristal
cuyo veneno, mis manos
desean ardientemente asfixiar.

El infierno en una botella
apenas destapada está.
Los cantos de demonios,
que por la noche atormentan,
danzan entre fuego y locura
gritando por su libertad.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

LA EMBRIAGUES QUE AFLORA SIN DARNOS CUENTA LO VULNERABLES QUE SOMOS ANTE ELLA, SENTIMIENTOS QUE BROTAN DESDE LA DULZURA DEL OYENTE OCACIONAL Y AJENO DE LA DESGRACIA....MUY BUENO Y HERMOSO...TE FELICITO !

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